FanFIC no. 57 "Eclipse.Kristen"

Somos un Blog ROBsessed, donde solo deseamos seguir contando la versión de Irina en la historia Robsten como lo veníamos haciendo anteriormente. Este FanFic es parte medular de este Blog ROBERT PATTINSON EN ESPAÑOL, razón por la cual  suplicamos RESPETO al comentar los relatos. Si No os sentís preparados para leerlos No lo hagáis, eso no va a ofender a Irina. Pero rogamos evitéis críticas destructivas que si pueden molestar mucho y crear mal ambiente en el Blog.

Asi quedarán organizados los FICs en este blog:

LUNES:  FanFic Robsten de Irina

MARTES:  Fic 'El fin del Mundo' de Xim
MIÉRCOLES:  FanFic Robsten de Irina     * * * * NUEVO * * * * 

JUEVES: Fic 'El fin del Mundo' de Xim

VIERNES: Fic '50 Sueños de Verano' de Irina

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FanFIC no. 57

"ECLIPSE.KRISTEN"

por IRINA (Irene Mendoza)

David Slade, el nuevo director de la tercera entrega de la Saga nos llamó a Rob y a mi el primer día en Vancouver, en agosto, nada más empezar los ensayos. Quería, según sus propias palabras, asegurarse de que los rumores sobre nosotros eran ciertos. Los dos le confirmamos que éramos pareja. Su cara de disgusto lo decía todo. Comenzó a quejarse de que eso complicaba las cosas, que tendría que hacer cambios en el rodaje y empezar por las escenas que él denominó “ñoñas”, no fuera a ser que lo dejásemos en medio de la película, estropeándolo todo. 

Yo no podía dar crédito a lo que estaba oyendo. La primera impresión que había tenido de él no había sido muy buena pero ahora sus malas maneras me lo confirmaban. El 17 de agosto comenzó el rodaje y pronto estuvo claro que no le importaba la historia, ni Bella, ni el guión de Melissa Rosenberg. Solo era un trabajo que le iba a reportar fama y dinero y según sus propias palabras cuanto antes terminásemos mejor. Cada vez que se mencionaba a Stephenie Meyer arrugaba la nariz y no admitía mi punto de vista de ninguna de las maneras. Había establecido jornadas maratonianas y a ese ritmo impuesto nos iba a agotar a todos. La productora estaba encantada porque menos jornadas de rodaje significaban simplemente menos gastos. Rob se lo tomaba con filosofía pero yo tenía la sensación de que se estaba traicionando el espíritu de la historia, la esencia de mi personaje, de Bella. 

- Da más importancia a la historia secundaria, a la lucha con los neófitos – dije quitándome la dichosa peluca de un tirón -. ¡Odio esta peluca horrible! 

- Slade pasa de romanticismos – dijo Rob encogiéndose de hombros. 

- ¿Que pasa de romanticismos? ¿Y qué cree que está rodando, “la Matanza de Texas”? Está tratando la escena de la pedida sin pizca de… de ternura. Se la está cargando. Incluso insinuó que tengo las uñas mal. ¿Le has oído? Cuando estamos en el prado. ¡Pienso quejarme a Stephenie en cuanto aparezca!

Rob sonrió y se sentó frente al espejo para deshacerse de las lentillas de vampiro que torturaban sus hermosos ojos y se dispuso a aplicarse un colirio. 

- Solo somos actores, Kristen. 

- Lo sé, tienes razón. ¡Por eso quiero producir mis propias películas algún día! 

- ¿Sabes lo que me ha dicho a mí? 

- Dispara. 

- Que ponga cara de… vampiro – me miró abriendo muchos sus ojos y después se echó una gota en cada uno. 

- ¿Qué coño…? – farfullé. 

- Que no doy miedo, dijo – rió Rob. 

- ¡Oh, pero que se cree! – grité. 

- Anda, no te enfades, preciosa - dijo acercándose a mí. 

- No puedo evitarlo. ¡Uf, me saca de quicio! - Dije limpiando una gota de colirio que resbalaba por su mejilla aun maquillada. 

Cogí una toallita desmaquillante y comencé a frotar con ella el rostro de Rob para dejar a la vista su suave piel sonrosada.

- No frotes tan fuerte, cariño. Me he tenido que afeitar tres veces hoy y tengo la piel… - dijo Rob haciendo un gesto de dolor.

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- Oh, lo siento. No me he dado cuenta – dije acariciando su mentón con las yemas de mis dedos – Sí, está irritada. Lo haré más suave es que… estoy… 

- Estás muy tensa – dijo acariciando mi cintura – Esta noche vamos a salir. Necesitamos divertirnos. 

- Sí, creo que sí y relajarnos. 

- Ya sabes cómo puedo relajarte, nena – susurró Rob tomándome por la cintura y besándome suavemente en los labios. 

- Música, unas copas… - sonreí. 

- Y algo más que sé que te gusta mucho – dijo Rob justo antes de besarme en el cuello. 

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Nos fuimos al concierto de Bobby Long en “The Backstage”, una pequeña sala de conciertos en Vancouver, y se nos unieron NikKi, su novio Paris y Elisabeth Reaser a los que invité tras haber estado el día anterior de compras con ellos por el centro de Vancouver. Con Nikki todo iba bien y eso me alegraba, aunque todavía no habíamos recuperado la camaradería de antaño. 

Por la mañana había llovido pero a la tarde escampó y la noche no era fría. Una buena cena, un buen concierto, estaba siendo una noche muy tranquila pero alguien nos reconoció y al salir del concierto ocurrió lo inevitable. Había corrido la voz de que estábamos allí y ya habían llegado como ocho o nueve paparazzis. A estos había que sumarles decenas de fans móvil en mano.

Quiero a los fans de la Saga, de verdad. Son gente apasionada y entusiasta que nos apoyan sin descanso y esa noche nos lo demostraron.

Alguien de dentro de la sala nos avisó de que una chica había visto a varios paparazzis esperando en la puerta. Pero a pesar de que aguardamos un rato no se retiraron y ya había más en la salida de emergencia. Decidimos salir de todas formas, no sin antes pedir dos taxis para que nos esperaran con el motor en marcha. 

Salimos todos por separado, Rob y yo con nuestras gorras puestas casi tapándonos los ojos. Yo lo prefiero, prefiero no mirarles y que no me vean los ojos porque no quiero que sepan que me intimidan con sus malditos focos, que me deslumbran. Rob sabe lo que siento y siempre se pone muy tenso en esas situaciones. Y eso hace que yo me preocupe por su reacción, sobre todo si esos tipos se ponen a gritarme cosas. 

Liz, Nikki y Paris no eran el objetivo de los buitres aquella noche. Les ignoraron y se pudieron meter en el primer taxi sin problemas. Yo me adelanté hacia el taxi seguida de cerca por Rob y varias fans se apelotonaron alrededor del coche intentando con toda su buena voluntad echar a los paparazzis de allí. Varias chicas gritaban <<¡Robert, Robert!>> e intentaban tocarle y sacarle fotos con sus móviles. Rob se metió rápidamente en el taxi y cerró la puerta. Las otras, las que intentaban apartar a los paparazzis del taxi me impedían entrar por mi lado y me puse nerviosa. Intenté retroceder para entrar por el otro lado pero una de las chicas que estaba con las que aporreaban la ventanilla para llamar la atención de Rob se volvió hacia mí y gritó: ¡Eh, es Kristen. Miradla! 

Me miró a los ojos y no me gustó como lo hizo. Algo en su mirada me asustó. ¿Era odio lo que percibía en aquella mirada? Solo sé que todas las demás se volvieron a observarme, a la vez, o a escrutarme más bien. Oí cómo una chica comentaba <<pues parece poca cosa>>, otra dijo <<no es tan guapa y me la imaginaba más alta>>, justo antes de meterme en el taxi. 

<<Por fin>>, pensé aliviada, pero aun no había cerrado la puerta cuando la primera chica apareció delante de mi puerta vociferando, apoyada en el taxi. 

- ¡Kristen! ¡Mírame Kristen! 

- Voy a cerrar la puerta – la avisé por miedo a pillarle la mano. 

- ¡Eres una cualquiera! – me gritó riéndose a carcajadas. 

- Kristen, cierra ya – oí a Rob pero no le miré, no podía apartar mis ojos de aquella chica. 

- ¡Aparta! – chillé cerrando de un portazo. 

- ¡Arranque! – pidió Rob al taxista. 

El taxi no podía arrancar porque varios paparazzis obstaculizaban su marcha. Miré a Rob agachado para ponerse a salvo de los flashes que se pegaban a las ventanillas del taxi. Hice como él y me acurruqué en el asiento aovillándome y tapándome con la gorra. Cerré los ojos y apreté los labios. Podía oír los gritos de las chicas desde dentro del coche y sobre las demás voces, la de la que continuaba llamándome de todo. Me quedé con la cabeza agachada escuchando la voz de Rob llamándome pero yo no podía responderle. Estaba temblando aterrorizada cuando el taxi arranco por fin.

- Kristen… Kristen, háblame. 

Oí a Rob llamarme pero me quedé como estaba, no podía moverme. Noté sus brazos a mí alrededor y me acurruqué en su pecho. 

- Creí que iba a entrar en el coche…, que iba a pegarme. No lo entiendo, no lo entiendo - musité con un hilo de voz, con la mirada perdida. 

- Ya ha pasado, tranquila cariño – dijo acariciando mi espalda -. Estás temblando, tranquila. 

Y me eché a llorar. 

- ¿Qué puedo hacer? Dime qué puedo hacer para ayudarte, amor – me susurró al oído. 

- Nada, solo abrázame fuerte, nada más. 

Lo hizo y el alivio que sentí fue instantáneo. Rob continuó abrazándome, calmándome durante todo el camino de vuelta al hotel, no dejó de apretarme contra su cuerpo, no me soltó ni un momento. Pero la cara de odio de aquella chica, el desprecio con el que me habló no se me borró de la cabeza en toda la noche. Y hoy es el día en que aun la recuerdo.

...CONTINUARÁ...